lunes, 13 de diciembre de 2010

LA POESIA Y SUS POETAS


Si preguntamos ¿Qué es poesía? De seguro tendríamos respuestas como: “la forma de expresar las emociones”, “las líneas del corazón”, “la forma de desahogar penas del alma”, o incluso “es una forma de hacer arte mientras el tiempo transcurre”.

Estas respuestas no están lejos de los pensamientos de un poeta experi-mentado tal como Saúl Gómez quien afirma que la poesía: “es el deseo de querer comunicar sensaciones y pensamientos, pero también es una forma de aclarar ideas, una forma de conocimiento, en este caso conoci-miento del mundo pero a través de la subjetividad de cada ser de quien escribe”.
O como lo Expresa Javier Bosch desde sus aposentos poéticos: “ escribo para vivir, para justificar la vida con dignidad, para que mi vida no transcurra, no se diluya en el silencio del tiempo y de la desaparición física”.
podemos pensar entonces que ¿aquellos que escriben poesía solo se dedican a hacerle elogios a las emociones intentando escapar de alguna realidad? O en realidad como lo dijo Saúl Gómez en uno de sus talleres de poesía, haciendo alusión a la época de las guerras en Europa: “los poetas y sus poesías eran prohibidos en aquellas épocas ya que ellos intentaban cambiar la realidad a través de las letras y los pensamientos”. Comprendemos que estos escritores elogiaban a su emoción deseosa de amor y paz, emoción que posiblemente no poseían los verdugos de la guerra, o si lo poseían entonces no tenían un vivo contacto con esta emoción tal y como la tenían los poetas al momento de escribir…. “escribo de noche y necesito estar solo para poder escribir” dice Saul, “busco momentos en los que se conjugue el pensar y el sentir y no este distraído por variables mundanas como el hambre, el sueño o la brutal excitación sexual, etc.” dice Javier.
Entonces el poeta lleva una conexión con sus emociones y “las emociones son la única realidad pues las emociones se sienten” afirman numerosos guías espirituales de diversas filosofías que promueven la meditación, lo que nos da paso a preguntarnos ¿es el acto de escribir un acto de meditación?.

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